Gerardo Teper y Luciana Gómez integran el equipo de Atención en Residencias de Adultos Mayores.
Hace 28 años que Gerardo Teper trabaja en PAMI y 20 que forma parte del equipo que hoy lidera: Atención en Residencias de Adultos Mayores junto a Luciana Gómez. Y si algo no estaba en sus planes, era encontrarse atravesando un momento como el actual, en el que las residencias se convirtieron en uno de los grandes focos de atención de la pandemia.
El equipo de Atención en Residencias está conformado por 25 personas en Nivel Central que trabajan con 563 residencias contratadas, desde Ushuaia a la Quiaca. En ellas
Desde marzo, su rutina de trabajo se modificó para adaptarse a los cambios que surgían ante el avance del nuevo coronavirus, iniciando un camino que los unió más como equipo, que fortaleció su vínculo con quienes a nivel local desde cada UGL recorren las residencias del país y redobló su compromiso de estar disponibles para atender sus necesidades.
Nuevas estrategias para estar cerca
Desde que se inició la pandemia de COVID-19, PAMI fue implementando medidas destinadas a cuidar la vida de las personas afiliadas que habitan en las residencias de larga estadía. Se establecieron estrictos protocolos sanitarios y se conformó un Comité de Contingencia para el tratamiento del nuevo coronavirus destinado a supervisar el trabajo de los equipos médicos y psicosociales en dichos establecimientos.
A estas acciones se sumó luego el Programa Residencias Cuidadas, promoviendo una comunidad de cuidados fundada en el compromiso de cada uno de los distintos actores involucrados en torno a las residencias de larga estadía y en la garantía de abordar integral e interdisciplinariamente la problemática que la pandemia trae aparejada en las residencias.
Al respecto, Gerardo destaca lo importante que fue la decisión de acompañar a las residencias no solo desde lo epidemiológico, sino brindando apoyo para dar respuesta a las necesidades afectivas que fueron generándose en estos espacios que debieron desarmar sus estructuras, que se fundaban en las actividades grupales, en la promoción de los vínculos, en los encuentros y en la interacción de las personas residentes.
Con el aporte de cada equipo involucrado, desde nivel central y desde las Ugls, se logró monitorear la situación de las personas afiliadas y las residencias, identificar dificultades y brindar respuestas que se fueron construyendo desde la experiencia diaria.
Únicamente se realizan en forma presencial controles epidemiológicos para supervisar la correcta implementación de los protocolos en las residencias o ante una emergencia puntual. Paralelamente y en forma periódica se llevan adelante relevamientos telefónicos o a través de reuniones vía zoom, respetando de este modo la prohibición del ingreso a estos establecimientos con el fin de evitar riesgos tanto para quienes residen y trabajan allí, como para las personas del equipo de PAMI.
“Transitamos una etapa de aprendizaje permanente para todos”, expresa Teper. A las residencias la llegada de la pandemia les cuestionó la forma de organizarse, las obligó a repensar sus espacios, las propuestas para acercar a los residentes, a contemplar respuestas para atender a las nuevas necesidades que surgían a nivel de atención de la salud, cuando desde su concepción no fueron ideadas como clínicas y no estaban preparadas.
A nosotros, continúa explicando Gerardo, nos modificó la forma de interactuar y acompañarlas en todo este proceso de profundos cambios, alteró las prioridades que miramos cuando las evaluamos, y nos puso en un estado de disponibilidad absoluta para estar atendiendo todas las necesidades.
Al rescate
Hay dos aspectos que Gerardo rescataría para continuar aplicando en la “nueva normalidad”. Por un lado, la forma en la que los equipos de distintas áreas trabajaron mancomunadamente para lograr generar con rapidez mecanismos que respondan a las nuevas necesidades y adaptarse a los cambios incorporando lo aprendido.
Hoy tenemos residencias que han presentado brotes y logramos transformarlas en “Centros Covid”. De esta manera, conseguimos que aquellas personas residentes con coronavirus pero asintomáticas puedan quedarse en la residencia, evitando los riesgos y el estrés de una internación. A los “Centros Covid” les proveemos médicos y atención las 24 horas de servicio de guardia, con un código rojo para llamar a las ambulancias. Además, a los familiares y a los equipos de trabajo de las residencias les brindamos atención especializada a través de profesionales especialistas en crisis.
“Sabemos la angustia que generan estas situaciones y ahí estamos, ahí está PAMI presente, conteniendo y cuidando”, afirma orgulloso Gerardo.
El segundo aspecto a rescatar es el espacio de participación que se generó para las familias de las personas residentes. Cabe destacar el vínculo estrecho que logramos construir con las residencias y los familiares para trabajar de manera mancomunada en esta pandemia.
Hermanados
Por momentos -explica Gerardo- nos sentimos agotados, en medio del avance de la tormenta en el que el nuevo coronavirus puso a las residencias para personas mayores. Y nosotros tenemos que estar ahí, incondicionalmente para cuidarlos.
En este contexto, quienes éramos compañeros de trabajo fuimos convirtiéndonos en hermanos de la vida, dándonos apoyo y aliento. Esto, no duda Gerardo, es el mejor regalo que podíamos haber recibido en reconocimiento a tanto esfuerzo.
Volver